Acutis y Frassati serán proclamados santos en el Jubileo de la Esperanza el 27 de abril y el 3 de agosto

«El año entrante, en el Jubileo de los Adolescentes canonizaré al beato Carlo Acutis y en el Jubileo de los Jóvenes al beato Pier Giorgio Frassati». El Papa Francisco lo ha hecho oficial hoy en la conclusión de la audiencia general. Acutis será proclamado santo durante la Celebración eucarística del domingo 27 de abril de 2025, la Santa Misa que cerrará las Jornadas jubilares dedicadas a los muchachos y muchachas. A su vez, el joven turinés alcanzará el honor de los altares durante la Santa Misa del 3 de agosto de 2025, como evento culminante, y muy esperado, del Jubileo de los Jóvenes.

El pasado 23 de mayo, el Papa Francisco aprobó el decreto de canonización de Carlo Acutis, el joven laico lombardo enamorado de la Eucaristía y apasionado de la informática, definido por muchos como un “influencer de la santidad”. Acutis, nacido en 1991 y fallecido en 2006 a causa de una leucemia fulminante, en olor de santidad, fue beatificado por el mismo Papa Francisco el 10 de octubre de 2020, en Asís, donde está enterrado.

A su vez, Piergiorgio Frassati, nacido en 1901 y fallecido cuando tenía sólo 24 años de edad, era un joven estudiante turinés, terciario dominicano y activo en la Acción Católica, en Fuci y entre los Vicencianos. Es uno de los beatos más conocidos y amados entre las nuevas generaciones de católicos, considerado uno de los santos “sociales” italianos, con una vida completamente entregada a los más necesitados. Miembro de una familia acomodada, hijo de Alfredo Frassati, director de La Stampa de Turín, se dedicó a la oración y a los vulnerables. También es amado como el “santo de las cumbres”, porque le encantaba escalar montañas, acompañando a sus amigos a las cumbres más altas, para contemplar mejor el cielo. «Duc in Altum», escribía el “joven de las ocho bienaventuranzas” al final de las numerosas cartas que escribió a sus numerosos amigos. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1990.

Las canonizaciones siempre han sido un momento central en la historia de los Años Santos. Recordamos, entre otras, la canonización de la Madre Teresa de Calcuta por el Papa Francisco el 4 de septiembre de 2016, durante el Jubileo de la Misericordia, la de Sor Faustina Kowalska, canonizada por el Papa Juan Pablo II en el gran Jubileo del 2000, y la de Santa María Goretti, elevada al honor de los altares en el Jubileo de 1950 por el Papa Pío XII.

El Jubileo de 2025 contará a la Iglesia universal y al mundo la historia de santidad de dos jóvenes que en su vida fueron auténticos testigos de la “Esperanza que no defrauda”.