Fue Papa entre los años 314 y 335, en la primera época de libertad para la Iglesia, durante el gobierno del emperador Constantino. Tuvo que organizar la vida eclesiástica en esta nueva época, y combatir el cisma donatista y la herejía arriana, condenada en el primer Concilio ecuménico reunido en Nicea, en el 325.
Durante el pontificado de Silvestre fueron construidas en Roma las grandes iglesias auspiciadas por Constantino, por ejemplo, la basílica y el baptisterio del Laterano cerca del antiguo palacio imperial donde vivía el Papa, la basílica del palacio Sesoriano (Santa Croce), la iglesia de San Pedro en el Vaticano, y varios templos sobre las tumbas de los mártires.
Sin duda que el papa colaboró en la construcción de esas iglesias. La memoria de Silvestre está especialmente relacionada con la iglesia titular de Equicio, que toma su nombre del presbítero romano del que se cuenta que construyó dicho templo en su propiedad. Estaba situada cerca de las thermae de Dioclesiano, y aún existe. Parte de lo que queda del edificio parece datar del siglo IV.
Indudablemente que el Papa contribuyó al desarrollo de la liturgia de la iglesia de Roma. Además, se sabe que fue en su tiempo que se redactó el primer martirologio de mártires romanos. También se conecta a Silvestre con la escuela romana de canto.
Construyó una iglesia sobre las catacumbas de Priscila, en la Via Salaria, cuyas ruinas ya fueron sacadas a la luz. Fue en esta iglesia donde fue sepultado el Papa. Su fiesta fue fijada el día 31 de diciembre en la “Depositio episcoporum”, o lista de las fechas de sepultura de los obispos de Roma, compilado apenas un año después de su muerte. El “Calendario” de Filocalo proporciona la misma fecha. Parece ser, entonces, que esa fecha es la de su sepultura, y no la de su muerte.
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